Creo que la esencia de streetstyle se ha perdido completamente. Lo sé, no es nada nuevo, pero quería hacer esta breve reflexión con la que estoy segura de que la mayoría estará de acuerdo.
Paseando por el centro de Madrid hace unos días reparé en una chica joven que, junto con otra amiga que lastraba una cámara de fotos profesional, iba vestida con un look totalmente estudiado, artificioso hasta límites insospechados (no me voy a meter en detalles pero, arrojo esta sutil opinión porque, entre otros motivos, la susodicha no podía ni andar con normalidad con los zapatos que llevaba).
Este fortuito acontecimiento me hizo pensar en los afamados orígenes del streetstyle, que surgieron en la red hace más de una década, cuando la esencia de fotógrafos como Scott Schuman (The Sartorialist), hacían correr ríos de tinta de adulaciones y elogios.
Actualmente las redes las inundan, en su mayoría, looks imposibles de influencers repletos de adornos, complementos, joyas y prendas que para la mayoría de los mortales son inalcanzables. ¿Inspiración o artificio? Cada uno que juzgue por sí mismo.
Todo ello, y sin ninguna planificación, me llevó a mostraros mi look del día para salir a comer, fotografiado con mi móvil, en vaqueros, con una blusa de Massimo Dutti, un abrigo de Zara de hace varios años que me encanta, un bolso de Louis Vuitton que me compré cuando cumplí los 30, mis inseparables Ray-Ban y dos complementos que estrenaba: un pañuelo que llevaba anudado al cuello de Fun&Basics y unos botines de piel de Dibia con un detalle en la parte frontal de color rojo a juego con el tacón. Ambas marcas españolas. Porque nuestra moda también merece un hueco en el streetstyle de verdad.
Los zapatos son muy muy curiosos, un diseño diferente
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