Clarins, una de mis marcas favoritas, ha celebrado el 30 aniversario de la creación de su línea de colorido en un precioso evento que tuvo lugar hace algunas semanas en un lujoso piso en el barrio de Salamanca de Madrid. ¿Su lema?: “Maquillaje para ti, cuidado para tu piel”.
La marca, que lanzó su maquillaje en 1991, ha sido pionera en incluir un complejo anticontaminación en todos sus productos de colorido. Desde entonces, esta línea no ha hecho más que evolucionar, incluyendo en sus fórmulas las mejores plantas para que sea un maquillaje tratante que cuide y respete la piel, hasta las más sensibles.
Durante la presentación pudimos apreciar la extensa oferta de propuestas en cuanto a texturas y tonalidades en cada categoría de productos: para la tez, los ojos y los labios.
Y es que el maquillaje tiene un lugar muy especial en la vida de las mujeres, porque la belleza no es únicamente una cuestión de apariencia, es una manera de ser y de sentirse bien, de tener confianza en sí misma. Además, el maquillaje representa la libertad, es una expresión de personalidad, a veces de audacia, y siempre es un acto creativo y seductor.
Además, Clarins también celebra otros tantos años de una experiencia única en formulación, innovación permanente y unos productos de culto rebosantes de tratamiento…
Unos colores vibrantes, un maquillaje que ofrece unos resultados irresistibles al instante y unas texturas cada vez más sensoriales inspiradas en la experiencia de los tratamientos Clarins.
A sus fórmulas únicas, enriquecidas con extractos de plantas elegidas por su eficacia, le acompañan una paleta de colores adictivos, fáciles de aplicar, incluso para las que no son expertas, pero también fáciles de llevar gracias a unos tonos naturales y vibrantes que sientan bien y realzan todos los tonos de piel. A ello se le unen texturas fundentes y sutiles, aunque rebosantes de tratamiento, que se deslizan y se funden para una sensación de piel desnuda y una cobertura a medida.
Pero sobre todo con el objetivo no solo de embellecer la piel, sino también de cuidarla, concibiendo el maquillaje como un cuidado más allá de la belleza. Esta filosofía siempre ha estado presente en Clarins que, desde 1954, cree en el poder de las plantas.
Ellas son las que inspiran su investigación, y en ellas se basa la eficacia de todos sus productos. De hecho, Clarins formula su maquillaje con preciosos extractos de plantas cuyos resultados han sido demostrados, y eso es lo que marca la diferencia.
Así su objetivo es embellecer y proteger la piel día tras día aportándole unos beneficios visibles a través de las plantas: leche de melocotonero nutritivo y suavizante, aceite de avellana nutritivo, extracto de lirio de mar hidratante, extracto de áloe vera calmante, extracto de semilla de acerola para una tez radiante, azúcares de avena orgánicos con poder tensor o extracto de achicoria para mejorar la firmeza... y muchos más. Dentro de este criterio de bienestar holístico, el maquillaje es la prolongación del tratamiento.
Y por si fuera poco no se olvida de cuidar el planeta, siendo pioneros en el uso de extractos de plantas en la cosmética, pero siempre protegiendo y respetado a la naturaleza para contribuir a mantener sus recursos. ¿Cómo? Apoyando iniciativas de comercio justo, mediante programas de compensación (por los que se ha comprometido a reducir en un 30% su huella de carbono global de aquí a 2025) o investigando para reducir al mínimo su impacto medioambiental con sus embalajes.
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