Uno de mis últimos descubrimientos gastronómicos ha sido el restaurante Teckel. Ubicado en el madrileño barrio de Chamartín (C/ Concha Espina 55), muy cerca del Bernabeu, este place to be hace referencia a uno de los perros de moda el teckel (una de las razas predilectas por los antiguos royals europeos).
En su decoración con aires londinenses, firmada por Cousi Interiorismo, destaca una fachada con rayas azul añil y blancas en la que su puerta lateral da paso a un recibidor adoquinado de lo más coqueto.
Al entrar sorprenden sus cristaleras que simulan un invernadero con enredaderas, el indiscutible toque de calidez que aporta la madera, su lámparas industriales, y toque artístico: en una pared cuentan con el dibujo de un enorme zepelín que sobrevuela el skyline londinense, realizado por el artista Manu Campa.
Respecto a su oferta gastronómica Teckel apuesta por la cocina mediterránea, con alguna concesión a platos del mundo como los mejicanos, asiáticos o italianos, sin que falten algunas de las recetas tradicionales españolas más castizas.
Después de curiosear este precioso espacio, echamos un vistazo a su carta, asesorada por el Chef César Galán, conocido por su colaboración con Saporem o el Grupo Escondite.
Nos dejamos aconsejar y nos dejamos sorprender por algunos de sus entrantes. Comenzamos con las croquetas de jamón ibérico, deliciosas.
Seguidamente llegaron los siguientes platos: fondue de queso con patatas, setas, trufa, y puntilla de huevo (hay que probar esta delicia sí o sí) y flamenquines estilo sushi con calabaza, queso y pollo, una forma original y deliciosa de presentar este delicioso plato de influencia cordobesa.
De segundo apostamos por un delicioso papillote de merluza. Ideal para los amantes del pescado en su versión más sana.
No renunciamos a su joya de la corona: la hamburguesa El Capricho, que proviene del Restaurante el Capricho de León, con la mejor carne del mundo según las revistas TIME y The Guardian. La presentan con sal maldom sobre una cama de puré de patata trufado. Sublime.
De postre probamos su tarta de queso con Nutella, con la que además, y gracias a la Fundación Aladina, se colabora con 1 euro a favor de la lucha contra el cáncer infantil; y también probamos la tarta pasión por el chocolate. Perfectos para los amantes del chocolate como yo.
Sin duda es un restaurante perfecto para disfrutar de la cocina de mercado con recetas de antes actualizadas, en una ambiente muy agradable en el que no faltan los detalles con alma british por doquier.
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