La felicidad convertida en perfume por Lancôme

¿No os llama la atención que un perfume represente el aroma de la felicidad? Desde que cayó en mis manos su aroma no pudo intrigarme más. El culpable de mi gran curiosidad ha sido La vie est belle, la nueva creación olfativa de Lancôme. Posee la sencillez de lo verdadero, de la sinceridad, como la belleza a la francesa, ese famoso je ne sais quoi de luz que  va más allá de la belleza, y que conjuga a la vez la riqueza y la quintaesencia.

Para crear un aroma excepcional es necesario contar con el mejor equipo… Por eso, Lancôme, ha reunido por primera vez a tres de los más grandes perfumistas franceses, que han unido sus talentos para elaborar una fragancia única: Olivier Polge, Dominique Ropion y Anne Flipo. Su manifiesto olfativo: crear el primer iris goloso femenino.

Recuperando el arte original del perfume, optaron por la fuerza de la sencillez. Nada de base prefabricada, únicamente materias puras, no ingredientes artificiales. La fragancia está compuesta por 63 ingredientes seleccionados uno a uno entre las materias más nobles de la perfumería. Un ejercicio tan complejo que ha necesitado al menos 5521 versiones y tres años de trabajo para lograr el equilibrio de una rica simplicidad, donde se mezcla la rara nobleza del iris, la turbadora profundidad del pachulí, y la deliciosa regresión de un acorde goloso.

Sus notas giran alrededor del iris Pallida de Florencia, uno de los ingredientes más escasos y más caros de la perfumería, con un aura de irona, envueltos en la voluptuosidad del aldeído iris. Para iluminar e intensificar este corazón floral, se han añadido unas notas de jazmín Sambac y de flor de naranjo de Túnez, en forma de los más sublimes concentrados.  Además, se fraccionó la excepcional esencia de pachulí Indonesio. Las notas de fondo sorprenden con un destello azucarado y goloso de notas de vainilla, haba tonka, praliné, grosella y pera. La verdad es que los perfumes de Lancôme suelen gustarme, pero con La vie est belle he de reconocer que se han superado (con perdón a mi adorado Trésor).

Por si fuera poco, contiene cerca de un 50% de ingredientes naturales,  una dosificación que apenas se autoriza hoy día en perfumería.

Se presenta en un frasco con una historia apasionante… En 1949, Armand Petitjean, fundador de Lancôme, pidió a George Delhomme, su director artístico, que realizara un frasco que simbolizase el aura de las mujeres y que tuviera ese je ne sais quoi que les da tanto resplandor... Tras numerosos esbozos, Georges Delhomme dibujó finalmente la quintaesencia de la felicidad: como si la gracia de una sonrisa se inscribiese en el cristal. Un frasco que ha permanecido durante  mucho tiempo en los archivos de la Casa Lancôme...  Denominado Le sourire de cristal, 63 años más tarde es la joya con la que ha sido envuelto el aroma La vie est belle, con algún rediseño y coronado con un lazo de organza gris perlado se anuda alrededor de su cuello como dos alas de libertad.

Me ha encantado la imagen del aroma, representado por la actriz Julia Roberts (de la que me declaro fan absoluta), que con su amplia sonrisa y resplandor sin igual materializa a la perfección la felicidad en la película La vie est belle, dirigida por Tarsem Singh. Espero que os guste tanto como a mí, al igual que las imágenes que he hecho junto al espectacular dossier de prensa que me entregaron con el perfume.