Muchos la esperaban con anhelo y emoción, a otros simplemente les resultaba indiferente, generalmente aquellos que ven el mundo de la moda como una espiral fatal de consumismo difícilmente justificable. Lo cierto es que la mayoría de los fashionistas y amantes de la moda de nuestro país no se perdieron la tan esperada Vogue Fashion’s Night Out, entre ellos una servidora, pero pocos, o casi nadie, se atreven a criticarla…
Mi gran noche de la moda comenzó de forma muy tranquila, compartiendo champagne y sushi con amigos y compañeros. La noche prometía, porque ¿qué plan puede ser mejor para una maravillosa noche de verano que conquistar las boutiques más exclusivas de Madrid de fiesta en fiesta?.. Creo que pocas. El deseo se acrecienta más aún si muchas de las firmas descubren colecciones o lanzamientos exclusivos durante la esperadísima noche. Los mails de los días anteriores hacen que ese deseo aumente sin control… pero estaba más equivocada que nunca.
En la mayoría de las ocasiones el placer inmenso que me causa ir de tiendas se incrementa según pasan las horas. Capturar todas las tendencias que conquistarán el asfalto urbano cada temporada me emociona, pero esa noche no sirvió de nada más que para que uno de mis hobbies favoritos se convirtiera en una auténtica pesadilla.
Todos estamos de acuerdo en que no es una noche para comprar, aunque muchas firmas se empeñen en ello, para lo que ofrecen descuentos especiales e incluso lancen productos exclusivos para venderlos en tan señalado día, pero mi idea de la noche perfecta de la moda se iba desvaneciendo por momentos…
Gente, gente y más gente por todas partes, sobre todo si tenías el valor de asomarte a Serrano y José Ortega y Gasset, donde niñ@s ataviadas con sus mejores galas, inundaban cada centímetro de las aceras (recién inauguradas y altísimas por cierto). No me detendré a contaros las inmensas colas que se formaron en Chanel, Missoni o Loewe, entre otras, pero dejaré claro que, aunque la iniciativa de esta velada es inmejorable, a muchas firmas les sobrepasó y en sus colas se agolparon menores en busca de una copa de champagne o un gin tonic sin ningún control. No llego a comprender esta situación, ya que no se da en bares o en el mismísimo kissing room de Cibeles Madrid Fashion Week que, aunque con invitación y acompañados de adultos, no se permite la entrada a menores por ser un espacio en el que se sirve alcohol.
Bandejas que se vaciaban en cuestión de minutos y botellas que no duraban llenas ni 30 segundos son algunas de las situaciones que se repetían sin parar.
Para que esta situación no se vuelva a repetir propongo, desde este humilde rincón dedicado a la moda, que se regule el acceso a las tiendas, que se controle a quiénes se sirve alcohol (una buena solución sería no admitir menores en las tiendas, como en los bares), ya que la imagen que esto provoca en las calles se aleja bastante del glamour que se quiere proyectar.
¡Ah! Mi noche terminó a las 23:00h, agotada de no poder andar por la calle y mareada de los miles de perfumes que se entremezclaban en cada rincón. Por supuesto también hubieron muy buenos momentos, encuentros y diversión. Bien por Uno de 50, que ha renovado con mucho éxito la imagen de sus tiendas. Me gustó Hoss Intropia, que organizó un evento en colaboración con Bobbi Brown y Codorníu, donde se disfrutó de un ambiente estupendo, al igual que en Trucco. Asimismo, en Mascaró pudimos disfrutar del arte del calzado español en estado puro.
En la mayoría de las ocasiones el placer inmenso que me causa ir de tiendas se incrementa según pasan las horas. Capturar todas las tendencias que conquistarán el asfalto urbano cada temporada me emociona, pero esa noche no sirvió de nada más que para que uno de mis hobbies favoritos se convirtiera en una auténtica pesadilla.
Todos estamos de acuerdo en que no es una noche para comprar, aunque muchas firmas se empeñen en ello, para lo que ofrecen descuentos especiales e incluso lancen productos exclusivos para venderlos en tan señalado día, pero mi idea de la noche perfecta de la moda se iba desvaneciendo por momentos…
Gente, gente y más gente por todas partes, sobre todo si tenías el valor de asomarte a Serrano y José Ortega y Gasset, donde niñ@s ataviadas con sus mejores galas, inundaban cada centímetro de las aceras (recién inauguradas y altísimas por cierto). No me detendré a contaros las inmensas colas que se formaron en Chanel, Missoni o Loewe, entre otras, pero dejaré claro que, aunque la iniciativa de esta velada es inmejorable, a muchas firmas les sobrepasó y en sus colas se agolparon menores en busca de una copa de champagne o un gin tonic sin ningún control. No llego a comprender esta situación, ya que no se da en bares o en el mismísimo kissing room de Cibeles Madrid Fashion Week que, aunque con invitación y acompañados de adultos, no se permite la entrada a menores por ser un espacio en el que se sirve alcohol.
Bandejas que se vaciaban en cuestión de minutos y botellas que no duraban llenas ni 30 segundos son algunas de las situaciones que se repetían sin parar.
Para que esta situación no se vuelva a repetir propongo, desde este humilde rincón dedicado a la moda, que se regule el acceso a las tiendas, que se controle a quiénes se sirve alcohol (una buena solución sería no admitir menores en las tiendas, como en los bares), ya que la imagen que esto provoca en las calles se aleja bastante del glamour que se quiere proyectar.
¡Ah! Mi noche terminó a las 23:00h, agotada de no poder andar por la calle y mareada de los miles de perfumes que se entremezclaban en cada rincón. Por supuesto también hubieron muy buenos momentos, encuentros y diversión. Bien por Uno de 50, que ha renovado con mucho éxito la imagen de sus tiendas. Me gustó Hoss Intropia, que organizó un evento en colaboración con Bobbi Brown y Codorníu, donde se disfrutó de un ambiente estupendo, al igual que en Trucco. Asimismo, en Mascaró pudimos disfrutar del arte del calzado español en estado puro.
También me sorprendió el espacio que Chanel montó para presentar sus novedades de belleza, de las que os hablé hace algunos días, y el impresionante despliegue de Juicy Couture Perfumes, que por unas horas convirtieron la noche de Madrid en un cuento de hadas, en el que un zancudo al lado de un globo gigante recibía a los paseantes inundándoles de globos rosas y les indicaba el acceso al Carrusel Juicy Couture donde todos los asistentes recibieron muestras de las distintas líneas de perfume: Juicy Couture, Viva la Juicy y Couture Couture (su último lanzamiento).
Fantástica estuvo también la exposición ‘Vogue en Portada’ con las cien portadas más emblemáticas que han hecho historia en la publicación situadas desde Ortega y Gasset hasta Goya ¡Sublime! Esperemos que el año que viene mejore el tema.
Había muchisima gente, yo termine a las 12 agotada. Tu propuesta me parece genial. Bsos
ResponderEliminarTu idea me parece una pasada.
ResponderEliminarMe encanta tu blog, soy una seguidora leal a tus posts y me encantaría que entraras en www.quieretemucho.es, el sitio web que hemos creado para democratizar la belleza. Ahora todos podemos ser modelos de portada de revista.
¿Cómo funciona?:
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Me encantaría que lo conocieras.
Muchas gracias y enhorabuena por el blog ¡espero que gane!.
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