Continúo la crónica de CMFW, tras la pasarela de los jóvenes creadores, con algunas de las propuestas que más me han gustado.
Comienzo con Alma Aguilar que, siguiendo su estela romántica, sigue siendo fiel a su estilo, pero esta vez dando un paso hacia delante. Lo digo porque, en sus propuestas, no deja de incluir sus ya clásicos vestidos de gasa, cuerpos ceñidos… pero esta vez los mezcla con un look après- ski muy colorido (algo poco habitual en sus colecciones) donde los abrigos acolchados estilo plumífero de seda iluminarán el próximo otoño-invierno 2010-2011 en tonos flúor. Y es que, sin duda, los abrigos son su prenda fetiche. En ellos Alma muestra temporada tras temporada su gran maestría en la creación de la prenda invernal por excelencia. Me encantan sus estampados de flores vintage de los años 50 que inundan gran parte de su colección. Éstos conviven con pantalones sastre de corte masculino. Los múltiples drapeados son los que dan forma a siluetas sinuosas y muy femeninas.
Por su parte Ana Locking también se inclinó por el colorido que dio forma en su colección Spinning Destiny, en la que plantea una interesante pregunta: ¿Qué parte del futuro depende de la casualidad y qué parte depende de nuestro carácter? Una muestra que sorprendió por su originalidad, por su explosión de color y por su puesta en escena bañada de color. Naranjas, magentas, turquesas o el negro, el nude y el rosa palo fueros los absolutos protagonistas de la muestra que se caracterizó por un patronaje excelente, con hombros y cinturas muy marcados de inspiración futurista o piezas con efecto ‘rajado’, tanto en sus propuestas femeninas, como en sus arriesgados y espectaculares diseños masculinos. No faltaron entre sus propuestas las piezas que beben de la inspiración en la papiroflexia o los tejidos tecnológicos tratados con cera de parafina. Lástima que el 70% de sus ventas sean fuera de nuestras fronteras, a veces no sabemos apreciar el buen diseño y el potencial español de algunos diseñadores.
El dúo Ailanto, formado por Iñaki y Aitor Muñoz, se inspira en jóvenes intérpretes de música clásica recién graduadas en el conservatorio, y que sueñan con ser estrellas del pop. Su paleta cromática está formada por el amarillo, el fucsia y el mostaza, que se contraponen con negro, gris y ocre. Diseños de estilo casual perfectos para el día a día, pero con un toque bohemio que no deja de entusiasmarme. Me encantaron, sobre todo, las múltiples versiones del pantalón: sin duda la pieza estrella de la colección. Destacaron además las originales superposiciones, la mezcla de colores brillantes, la combinación de tejidos antagónicos como el tweed de chenille con lúrex junto a tejidos opacos, o los estampados florales o con dibujos inspirados en la música. No pasaron desapercibidos los complementos: violines y notas musicales a modo de pnedientes o broches, collares y pulseras de cristal facetado o los mitones de piel en amarillo, negro, gris perla o fucsia.
La creadora Miriam Ocariz nos propone diferentes tratamientos del punto que actúan como soporte para conseguir una imagen femenina y sofisticada. Entre sus propuestas destaca el mix de texturas clásicas como el tweed y el Gales que se fusionan a la perfección con tejidos etéreos como las gasas. El tweed con hilos de lúrex, (me encanta esta mezcla en las faldas línea A) o los brillos metalizados en total look, destacan entre sus propuestas nocturnas. En esta colección sin duda el vestido es el protagonista absoluto en versiones aptas para todos los gustos: working girl, propuestas más sofisticadas o más casual. No podemos olvidarnos de los clásicos tonos grises, que se combinan con detalles rojo sangre, o de sus ya archiconocidos estampados inspirados en la geometría manual en tonos cereza, azul tinta y verde.
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